María es la virgen servicial, la que no duda en abrirse los demás para compartir sus alegrías y dolores.
La servidora del Señor se hace servidora de sus semejantes. No podía ser de otra manera, porque no hay separación entre entrega a Dios y compromiso con los hermanos.
La Virgen María vivió el servicio a los hermanos durante toda su vida.
Además de este hecho de su visita para atender a su prima Isabel, encontramos otro ejemplo en las Bodas de Caná, narradas por el evangelista Juan.
En esta narración se ve a María atenta a los quehaceres de la fiesta de las bodas de los dos jóvenes, y preocupada de que no quedaran frustradas por la falta de vino. Y así ella logró la primera señal milagros de parte de Jesús.
Para Jesús el poder es sinónimo de servicio en el amor. El que quiere llegar a ser grande entre ustedes será el servidor, y el que quiere ser el primero entre ustedes, será el esclavo de ustedes; de la misma manera que el Hijo del hombre no ha venido a ser servido, sino a servir y dar su vida como rescate por todos" (Mt 20,25-28).
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